viernes, 8 de mayo de 2009

Alea jacta est


Ya estamos en Roma.

Chelsea 1 (Essien) - F. C. Barcelona 1 (Iniesta)

La final de Roma llegó tras un partido intenso marcado por la mala actuación del árbitro noruego, en mi opinión perjudicando a ambos equipos, y el gol en el tiempo de descuento de "lo puto gusiluz" cuando la afición barcelonista daba por hecha la eliminación de la Champions.

Las críticas al árbitro por parte del Chelsea y de los medios ingleses (y algunos nacionales) son totalmente justificadas. Dos penaltis no pitados a favor del club inglés y tres acciones dudosas en el área de Valdés que yo considero que no son penalti pero que se podrían haber pitado. Un Barça incapaz de chutar contra la portería de Cech durante 90 minutos y una eliminatoria casi sentenciada a favor del Chelsea dan más razón a la furia desatada después del gol de Iniesta.

Pero el problema que yo veo en este análisis es que siendo bueno se queda corto para valorar si el equipo clasificado lo hizo con justicia o fue gracias a las ayudas recibidas. La eliminatoria dura 180 minutos y no solo los 90 de Londres. Y el arbitraje en la ida fue también condicionante del partido de vuelta. Tanto el árbitro del Camp Nou como el de Stamford Bridge permitieron un juego duro excesivo del equipo londinense que quedó escaso en el número de tarjetas que estrictamente según el reglamento deberían tener. Ballack no debería haber jugado la vuelta ya que sus dos entradas por detrás a jugadores culés deberían haberse sancionado con un amarilla. Henry provocó un penalti por agarrón dentro del área blue que no fue pitado, lo que hubiera cambiado de forma inmediata el planteamiento del Barça y del Chelsea en el campo inglés con un 1-0 de ventaja y, quizás, con un Chelsea más ofensivo al necesitar de 2 goles hubiera permitido más espacios para el Barça. Abidal no debería haber sido expulsado en Stamford Bridge y el reparto de tarjetas entre los dos equipos fue demasiado igualada teniendo en cuenta el número de faltas recibidas y provocadas por cada uno. No es normal que en el Camp Nou el Barça acabara con el mismo número de tarjetas que el Chelsea mientras que en Stamford Bridge la permisividad de las acciones de los jugadores del Chelsea no fuera la misma que con el Barça. Una falta de un jugador del Barça podía significar tarjeta mientras que los jugadores del Chelsea recibían avisos por parte del colegiado hasta que, por reiteración, recibían la tarjeta cuando el partido ya llevaba transcurrido un largo trecho.

El héroe de Londres para el público culé fue Iniesta, cuyo gol pasará a la historia del barcelonismo, pero la alegría no debe escondernos el verdadero héroe del partido: Víctor Valdés. Sin sus paradas cuando el resultado era adverso no hubiera servido de nada el gol de Iniesta.



Como dijo César al cruzar el Rubicón, Alea Jacta est.

lunes, 4 de mayo de 2009

La realidad blanca


El Real Madrid ha tocado de pies a tierra.
El aterrizaje de la plantilla de Juande Ramos ha sido forzoso. El duro correctivo infligido por el Barça en el propio Bernabeu fue el punto y final a la trayectoria de un equipo que ha sobrevivido a su inestable situación gracias a la fe y a la épica. Este partido permitirá al Madrid iniciar una limpieza general tanto a nivel institucional como a nivel de equipo. Los éxitos conseguidos por el Real Madrid durante estos dos años han ocultado el verdadero problema de un club donde la planificación tanto del primer equipo como de las categorías inferiores del mismo y de otras secciones ha sido pésima. Jugadores con perfiles demasiado mediocres para el Real Madrid han sido fichados por urgencias mediáticas mientras que otros jugadores han envejecido en el club al no encontrar sustitutos para sus posiciones en el campo. Ni Gagos ni Marcelos ni Fauberts ni Hunterlaars son jugadores de categoría para ocupar titularidad en el Real Madrid. Y Cannavaros, Gutis, Salgados, Raules o Metzelders son jugadores en declive profesional cuyo papel en el equipo es debido a los galones y no a una necesidad.
a esto hay que añadir un director deportivo nefasto llamado Mijatovic, un presidente dimitido por la presión mediática del periodismo más rancio de este país y por sus mentiras y falsas promesas electorales, un presidente puente sin la discreción necesaria que este puesto eventual requiere, dos entrenadores menores totalmente influidos por la plantilla que entrenan y un club en manos del núcleo duro de vedettes merengues.
Este partido ha puesto los títulos de crédito a cofradías, villaratos, canguelos, calderones y nanínes y demás excusas que no han permitido a este club realizar la renovación necesaria para volver a competir con juego y espectáculo y no con fe y épica. Porque este estilo de las últimas temporadas del Real Madrid se ha agotado y es un club demasiado grande para depender solamente de estas virtudes.
Quizás Florentino sea el profeta necesario para un nuevo Real Madrid.